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Entrevista: Laura Aranguren -Coordinadora proyecto CBIT Colombia y Leonardo Pineda - Coordinador del grupo de cambio global del IDEAM

1. ¿Cómo visualiza Colombia su rol en la región como líder en sostenibilidad y cambio climático?

Laura Aranguren, coordinadora del proyecto CBIT ‘Transparencia Climática Colombia’:

«Colombia se ha consolidado como un referente regional en sostenibilidad y acción climática. Fuimos anfitriones de la COP16 sobre biodiversidad en 2024, hemos actualizado nuestra Contribución Determinada a Nivel Nacional (NDC) proponiendo llegar a un nivel de emisión en 2030 de 169 Millones de tonCO2eq que implica la reducción del 51% de gases de efecto invernadero (GEI) para ese año, y cumplimos con los compromisos del Acuerdo de París mediante reportes periódicos de inventarios de emisiones. Buscamos reducir mitigar los GEI, adaptarnos a los impactos del cambio climático y cumplir con compromisos internacionales, como el Acuerdo de París. Contamos con un marco legal, de política pública y estrategias para enfrentar los retos asociados tanto a la adaptación del cambio climático, reducción de GEI. Las Leyes 1931 de 2018 y 2169 de 2021 regulan y establecen medidas a implementar por los sectores productivos y los territorios. También los instrumentos de precio al carbono como el impuesto al carbono de la Ley 1819 de 2019 ya en implementación y el Programa Nacional de Cupos Transables de Emisiones de la Ley 1931 que está en fase de diseño por el gobierno, son instrumentos que facilitan la implementación de acciones. Los diferentes Planes Integrales Sectoriales y Territoriales de cambio climático que se implementan en el territorio colombiano, posicionan a Colombia no solo como un país comprometido con la lucha contra el cambio climático, sino como un líder que inspira a otros en la región».

2. ¿Qué ventajas tienen los biocombustibles frente a otras alternativas sostenibles en términos de implementación y efectividad para mitigar el cambio climático?

Leonardo Pineda, coordinador del grupo de cambio global del IDEAM:

«Los biocombustibles ofrecen ventajas claras en cuanto a sostenibilidad y viabilidad. Su producción permite aprovechar residuos como el aceite de cocina usado o el bagazo de la caña de azúcar, maximizando recursos que de otra forma serían desechados. Además, su integración no requiere transformaciones profundas en la infraestructura de transporte y distribución de combustibles existente, lo que reduce costos y facilita su implementación. Por otro lado, dependiendo del tipo y del porcentaje de mezcla en el biodiesel o el bioetanol, pueden emitir hasta un 80% menos de gases de efecto invernadero en comparación con los combustibles fósiles tradicionales. Esto los convierte en una alternativa práctica, económica y efectiva para avanzar en la transición energética».

3. En un contexto de emergencia climática, como el que atraviesa Colombia, ¿qué papel juegan los biocombustibles en la reducción de emisiones y mejora de la calidad del aire?

Leonardo Pineda:

«En un escenario de emergencia climática, los biocombustibles son claras alternativas frente a combustibles más contaminantes, convirtiéndose en aliados estratégicos para la reducción de emisiones. Al ser producidos a partir de biomasa, como caña de azúcar o aceite de palma, generan un ciclo de carbono más equilibrado, lo que disminuye significativamente las emisiones de gases de efecto invernadero. Por ejemplo, al provenir de materias primas renovables, como la caña de azúcar y la palma de aceite, absorben dióxido de carbono durante su crecimiento, compensando en parte las emisiones generadas durante su uso en motores. Posteriormente, al mezclarse con combustibles tradicionales, reducen las emisiones netas de gases de efecto invernadero durante el proceso de combustión, en sectores clave como el transporte. También contribuyen a mejorar la calidad del aire, ya que emiten menos óxidos de azufre, material particulado y monóxido de carbono, contaminantes que afectan la salud pública”.

4. Colombia tiene objetivos de descarbonización para 2030 y 2050. ¿Cómo se coordina el proyecto CBIT con otros programas nacionales para alcanzar estos compromisos?

Laura Aranguren:

«El proyecto CBIT es clave para armonizar los esfuerzos nacionales en materia de descarbonización. Su enfoque está en fortalecer las capacidades técnicas del país para monitorear, reportar y verificar la información de las emisiones de gases de efecto invernadero, asegurando que las políticas sectoriales y estrategias nacionales cuenten con información oportuna y de alta calidad. Desde el CBIT, hemos liderado mesas de trabajo con entidades públicas y privadas, apoyado la actualización de los inventarios nacionales de GEI y fortalecido el desarrollo de monitoreo y reporte de información de cambio climático desde los sectores. Estas acciones no solo garantizan la transparencia de la información, sino que también permiten tomar decisiones más acertadas y ambiciosas para reducir emisiones y alcanzar nuestras metas de carbono neutralidad. Esto es posible gracias a la articulación y trabajo conjunto con entidades como el Ideam y el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible, quienes lideran la generación de información y la formulación de políticas de mitigación y adaptación que conforman la agenda climática del país.».

5. ¿Cuáles son los principales desafíos para integrar los biocombustibles de manera más amplia en la matriz energética de Colombia y reducir la dependencia de los combustibles fósiles?

Leonardo Pineda:

«Uno de los mayores desafíos es el costo. Los biocombustibles, como el biodiésel y el etanol, son más caros de producir que los combustibles fósiles, lo que dificulta su competitividad sin incentivos económicos. También necesitamos fortalecer las políticas públicas para garantizar estabilidad en el mercado y atraer inversiones en plantas de producción. Otro reto importante es la falta de conocimiento por parte del consumidor sobre los beneficios de los biocombustibles porque sin asegurar la sostenibilidad en la cadena de producción se podría causar deforestación, pérdida de biodiversidad y otros impactos ambientales. Para superar esto, es fundamental implementar prácticas para reducir el consumo de agua, el uso óptimo del suelo y desarrollar campañas de sensibilización que destaquen su impacto positivo en la calidad del aire, la salud y el clima, promoviendo su adopción masiva en la transición energética.

 En términos de los datos que se utilizan para la estimación de Gases de Efecto Invernadero en el Ideam, es importante articular la generación de la información nacional con la de las empresas y gremios para contar con cifras actualizadas sobre el porcentaje de uso de los biocombustibles anualmente en nuestro país y de esta forma contar con estimaciones más precisas que reflejen la realidad del sector».

A través de iniciativas como los biocombustibles, Colombia demuestra su liderazgo en sostenibilidad y acción climática. Con un enfoque en la educación, políticas robustas y una colaboración público-privada sólida, el país está en camino de cumplir sus compromisos de descarbonización y consolidarse como un referente global en la lucha contra el cambio climático.

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